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Pollo & carne

Migas aragonesas

Migas aragonesas

Las migas es uno de los platos más tradicionales de Aragón, sin embargo, su origen se remonta a varios siglos antes. Una de las primeras manifestaciones de comidas con pan migado o laminado se encuentran en la cocina del Imperio Romano, pero su forma de cocinarlo se parece más a las actuales torrijas. Por ello, los expertos se remontan a los ‘tharid’, fórmulas de pan espeso, cocido o salteado en un medio más o menos húmedo y adicionado de grasa animal y, en ocasiones, carne. Este plato, de origen árabe, suponía un obsequio para invitados distinguidos.

Durante la Edad Media y el Renacimiento, este plato desapareció de los recetarios españoles y no fue hasta 1611 cuando se recuperó. Es a partir de los años inmediatamente posteriores cuando se empieza a hablar de migas. En la actualidad existen unas ocho tipos diferentes: manchegas o ruleras, andaluzas, gachasmigas (Región de Murcia), de Almería, extremeñas, alentajana (Portugal), turriyones ( Zamora) y aragonesas.

Migas aragonesas

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Receta de icorton
Raciones

4

raciones
Tiempo de preparación

30

minutos
Tiempo de cocinado

40

minutos
Calorías

300

kcal

Ingredientes

  • 500 gr de migas

  • 300 ml de aceite de oliva

  • 1 Patata grande

  • 1 Cebolla grande

  • 10 dientes de ajo

  • 200 ml de agua

  • 4 huevos

  • Un racimo de uvas

  • Sal al gusto

Paso

  • Cogemos una sartén con fondo, una tipo wok y le añadimos aceite en el fondo
  • Ponemos el chorizo y la panceta cortada en el aceite, cuando estén hechos los reservamos
  • Pelamos la patata y la cortamos en trozos pequeños
  • Freímos a fuego medio-alto y, tras un par de minutos añadimos los dientes de ajo pelados y enteros.
  • Cuando estén dorados añadimos la cebolla cortada fina y bajamos el fuego.
  • Cuando esté hecho el sofrito, añadimos las migas, el agua y la sal.
  • Mezclamos todo y sin dejar de remover a fuego medio-alto
  • Añadimos el chorizo y la panceta
  • Una vez que están sueltas y todos los ingredientes bien mezclados, probamos y rectificamos de sal si es necesario.
  • Mientas reposan unos minutos, freímos unos huevos con puntilla al que le guste y desgranamos el racimo de uva.
  • Las presentamos en el plato añadiendo un buen cucharón de migas, el huevo frito encima y un puñado de uvas.

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Caracoles a la madrileña

Caracoles a la madrileña

Plinio el Viejo mencionaba los caracoles en su obra Naturalis historia, ya que los romanos fueron la primera civilización de la que queda constancia un consumo habitual de caracoles. Aunque pueda resultar curioso, poco han evolucionado su obtención y sus recetas, ya que los romanos incluso tenían criaderos relativamente similares a los actuales.

Se trata de uno de los platos más antiguos de la gastronomía española -y mediterránea- si bien en cada época se han comido por motivos radicalmente distintos. Pero el consumo de los caracoles se remonta al paleolítico, una época en la que imaginamos a fieros hombres cazando gigantescos animales, cuando lo más habitual era que “echaran mano” de los recursos sencillos y poco peligrosos.

Este era el caso de la recolección puntual de champiñones, frutas silvestres o caracoles. De ello dan muestra las conchas de caracol de los yacimientos de la región de los Alpes Marítimos en Francia o de LAbric, junto a Benidorm.

En esos tiempos remotos, los caracoles suponían una fuente rápida de alimentación, al igual que lo han sido durante el resto de la historia en épocas -y zonas- de hambre, guerra o escasez.

Los romanos

Pero fueron los romanos, verdaderos creadores de modas de origen plebeyo que ellos convertían en tendencia, en curiosidad y en objeto de culto. Algo así como lo que actualmente ocurre cuando se comen los pajaritos fritos, las ancas de rana o el lagarto, bastante más habituales en España que en el resto del mundo, y convertidos en manjares localmente (No nos acomplejemos, que en China el escorpión y la cucaracha se venden en exquisitos mercados).

Lo curioso es que los romanos, no solo los incluían en su dieta sino que les atribuían propiedades beneficiosas para la salud -algo que podríamos volver a investigar- e incluso un cierto “karma” que los convertía en amuleto de la suerte. Así pues, los caracoles llenaban los frisos y los suelos de mosaico de las villas romanas, y se reflejaban en los dibujos de la época.  

Los romanos ya criaban de forma industrial en huertos que llamaban coclearia, que no han variado en exceso de los que ahora tenemos en España y Francia, principalmente.

Países Católicos

En los países católicos culturalmente, como España, Francia e Italia, la tradición ha continuado porque durante la Edad Media los caracoles consistían un buen sustituto para la carne en tiempo de Cuaresma, y eran un producto muy fácil de obtener de modo gratuito. “El arte de cozina” de Diego Granado, de 1614, muchas veces retomado por otros escritores de gastronomía y artes culinarias, fue el primer libro de cocina en lengua castellana.

En el se reflejan recetas de monasterios, que los incluían en su dieta por ser un producto que ellos mismos podían conseguir con facilidad, si bien siempre se ha creído con razón que según el alimento del caracol y el tipo de especie, estos podían tener unas u otras propiedades, e incluso ser venenosos. Diego Granado detallaba el modo de limpiarlos, conservarlos y cocinarlos.

Si quieres ver más recetas te dejo la página con las Recetas de la Comunidad de Madrid

Caracoles a la madrileña

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Receta de icorton
Raciones

4

raciones
Tiempo de preparación

30

minutos
Tiempo de cocinado

40

minutos
Calorías

249

kcal

Ingredientes

  • Para la precocción
  • 600 gr caracoles

  • 900 ml de agua

  • 2 chta de sal gorda

  • Sofrito
  • 1 cebolla

  • 2 dientes de ajos

  • 100 ml aceite de oliva

  • 1 chta de pimentón

  • 1 guindilla

  • 1 chorizo

  • 100 gr jamón ibérico

  • 500 ml caldo de cocción (carne)

  • 1 tomate natural triturado

  • 1 pizca de comino molido

  • 1 hoja de laurel

  • 1 chta maizena

Paso

  • Lo primero que haremos es limpiar bien los caracoles. Para ello los introduciremos en un bol lleno de agua fría y sal gorda y les daremos vueltas hasta que suelten prácticamente todo su moco. Repetiremos este proceso varias veces para que queden bien limpios.
  • Introducimos los caracoles en una olla con abundante agua Fría a fuego lento.
    Cuando el caracol comienza a salir, aumentamos la potencia del fuego.
  • La espuma blanca que irá apareciendo debes retirarla con ayuda de una espumadera.
  • Cuando el agua esté muy sucia, los sacaremos de la olla, los colaremos y los pondremos a hervir en otra olla (o la misma pero limpia) junto con una cebolla, un diente de ajo y un poquito de sal, durante 3 horas.
  • Una vez cocidos, sácalos de la olla y resérvalos. Además, reserva el agua que hemos utilizado para cocerlos, la necesitaremos en el paso 10.
  • Ahora vamos a preparar el sofrito. Para ello corta en pedazos pequeños una cebolla, en láminas finas el ajo y el tomate tritúralo.
  • Ponlo todo en una sartén con aceite de oliva para sofreírlo.
  • Añade la guindilla, el pimentón, el jamón y el chorizo y sofríelo durante un par de minutos.
  • En este momento añadiremos el tomate y lo dejaremos en la sartén durante 15 minutos a fuego lento.
  • Pasados los 15 minutos añade los caracoles a la sartén y añade un poco del agua que habíamos reservado anteriormente en el paso 5.
  • Cuando la salsa se haya espesado, los caracoles estarán listos para servir.
  • Si quieres añadirle un plus de sabor, te recomendamos hacer una mezcla de ajo, sal, pimienta negra y unas semillas de comino. ¡Añádelo al plato final y todos querrán chuparse los dedos!

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Salsa Romescu

Salsa Romescu

La Salsa Romescu o salsa romesco es una salsa que se realiza con verduras asadas y frutos secos muy típica de la gastronomía catalana. En concreto de Tarragona.

Esta típica salsa que ya se consume a nivel nacional y es el acompañamiento de los famosos calçots. Los calçots son un tipo de cebolla que se cultiva en Cataluña, con un sabor entre el puerro, la cebolla y el ajete tierno. Debéis de probarla alguna vez en la vida porque seguramente sea de las comidas más ricas y sanas que podáis tomar.

El orígen

Los orígenes de esta salsa no se conocen con exactitud, peros seguramente se remontan a épocas anteriores a la existencia del propio barrio de Serrallo, vecindario marinero que se identifica con su nacimiento.

Hasta la fundación de dicho barrio sobre 1860, el colectivo de pescadores de la ciudad de Tarragona residía en el casco antiguo (Part Alto) Aún hoy en día, diversos topónimos de calles y plazas de esta zona evocan la antigua estancia de los pescadores. No es descabellado aventurar que el Romesco ya se cocinaba en aquel entonces y que en su configuración de ingredientes y métodos acaso pudiera influir la vecindad que mantenían en la Part Alta los pescadores y agricultores, cosa que explicaría el buen repertorio de Romescos de carnes y verduras que existieron, aunque ahora tengan menos popularidad que los Romescos de pescado.

A pesar de que el Romesco probablemente es un plato bastante antiguo, si que es posible poner en duda las tesis de algunos apasionados que hablan de un plato de origen romano, debido a que el pimiento rojo (ingrediente básico en la salsa romescu) no se conoció hasta después del descubrimiento de América. Entre las referencias mas antiguas que hasta ahora podrían considerarse sobre el romescu, están las que apareen en dos periódicos locales del siglo XIX.

En prensa

En su edición del 14 de mayo de 1879, la Opinión, en su apartado dedicado a la crónica local y provincial, hace mención a las actuaciones dramáticas y coreográficas que se estaban preparando para la temporada de verano de Tarragona, en el marco de una iniciativa de la época llamada Campos de Recreo, Entre las obras anunciadas aparecen algunas que el texto atribuye a autores locales de Tarragona. Una de ellas llamada Un Romescu de peix (un Romesco de pescado)

La primera referencia detallada al Romesco que se puede mencionar es una reseña de Ángel Muro, prestigioso gastrónomo y escritor del momento, que publico en el periódico La Vanguardia, el 4 de Mayo de 1892.

Esta salsa es ideal para acompañar con unos Calçots al horno

Salsa Romescu

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Receta de icorton
Raciones

4

raciones
Tiempo de preparación

30

minutos
Tiempo de cocinado

40

minutos
Calorías

300

kcal

Ingredientes

  • 3 tomates maduros

  • 1 cabeza de ajo

  • 2 ñoras

  • 15 gr de avellanas tostadas

  • 15 gr de almendras tostadas

  • 1 rebanada de pan

  • 1 guindilla

  • 250 gr de aceite de oliva virgen extra

  • 100 gr de vinagre

  • Pimentón dulce

  • Sal

Paso

  • Ponemos las ñoras en remojo desde la noche anterior
  • Una vez rehidratadas las ñoras, retiramos todas las semillas y reservamos la piel con la carne.
  • Escalivamos los tomates y los ajos en el horno a 200ºC y poniendo ambos ingredientes por separados, ya que los tomates estarán listos en aproximadamente 20 minutos, y los ajos un poco antes. (o en las brasas una vez que los hayas cubierto con papel aluminio)
  • Quitamos la piel a los tomates, sacamos los ajos de su piel y esperamos que se enfríen bien.
  • Pelamos las almendras y las avellanas ya tostadas, y ponemo a tostar la rebanada de pan.
  • Coloca los tomates, los ajos, las ñoras, las almendras, las avellanas, el pan, el aceite de oliva virgen extra, el vinagre y batimos a velocidad media.
  • Añadimos una cucharadita de pimentón rojo dulce, sal y la punta de guindilla para darle un toque picante (si lo quieres más picante, agrega más guindilla).
  • Batimos de nuevo y rectificamos de sal

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Costillas de cerdo al horno

Costillas de cerdo al horno

Las Costillas de cerdo al horno o costillas BBQ, es tal vez la mejor receta americana de todos los tiempos, esto es una institución realmente

Todos hemos comido alguna vez en un restaurante Tex-Mex estas deliciosas costillas que están para chuparse los dedos

La carne de cerdo proporciona proteínas y vitaminas del grupo B, sin embargo es bastante grasa, y las costillas son una de las partes del cerdo con mayor contenido de grasas y de calorías, por lo que su consumo debe ser tan solo ocasional.

Costillas de cerdo al horno

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Receta de icorton
Raciones

4

raciones
Tiempo de preparación

30

minutos
Tiempo de cocinado

40

minutos
Calorías

300

kcal

Ingredientes

  • 1 Costillar de cerdo

  • Salsa Barbacoa

  • sal

  • Mezcla de especias
  • Pimienta negra

  • Pimienta blanca

  • Pimienta Cayena

  • Comino molido

  • Romero

  • ajo en polvo

  • cebolla en polvo

  • Azúcar moreno

Paso

  • Ponemos sal por las dos caras del costillar
  • Mezclamos en un bol todas las especias
  • Se las ponemos al costillar por las dos caras
  • Metemos en la nevera
  • Precalentamos el horno a 120ºC
  • colocamos el costillas en la bandeja de horno y tapamos con papel aluminio
  • Metemos en el horno 2 horas y media
  • Sacamos el papel de aluminio y dejamos 1 hora y media más
  • Con ayuda de un pincel bañamos el costillas con salsa barbacoa
  • Metemos al horno 10 minutos más subiendo a 200ºC

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Costillas al horno jugosas

Costillas al horno jugosas

Costillas al horno jugosas

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Receta de icorton Plato: Pollo u0026amp; carne
Raciones

4

raciones
Tiempo de preparación

30

minutos
Tiempo de cocinado

40

minutos
Calorías

300

kcal

Ingredientes

  • 1 costillar

  • Sal

  • Pimienta

  • Mezcla de especias
  • Oregano

  • Tomillo

  • Romero

  • albahaca(Opcional)

Paso

  • Si podemos empezamos a preparar el día anterior, sino con un par de horas antes de introducirlo al horno nos llega
  • Ponemos sal por las dos caras del costillas
  • llenamos de aceite el costillas por las dos caras
  • Colocamos sobre la bandeja o recipiente donde lo metamos al horno y tapamos con papel de aluminio
  • En este momento dejaríamos macerar, toda la noche en la nevera, o esas dos horas que hablábamos
  • Precalentamos el horno a 180ºC
  • Introducimos durante 1 hora la bandeja con el costillar
  • Quitamos el papel de aluminio y metemos de nuevo subiendo el horno a 200ºC durante 10 minutos para que se doré

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