Bollo de leche con pepitas de chocolate
Hoy traigo una receta muy fácil y rápida, solo nos hace falta leche en polvo y huevos, a os que le añadimos las pepitas de chocolate.
El azúcar puedes quitarlo, pero le dará un dulzor especial.
Hoy traigo una receta muy fácil y rápida, solo nos hace falta leche en polvo y huevos, a os que le añadimos las pepitas de chocolate.
El azúcar puedes quitarlo, pero le dará un dulzor especial.
Sabemos que en Madrid se consumía buen pescado desde el siglo XVI: llegaba en invierno a lomos de mulas que viajaban desde Galicia y las costas del Cantábrico gracias a los arrieros maragatos procedentes de León. “El camino que cruzaba la maragatería de este a oeste se llamaba ‘calzada real’ o ‘camino gallego’, en total eran 100 leguas y aproximadamente doce jornadas en llegar a Madrid ; para que llegase bien el pescado se construyeron pozos que rellenaban con nieve durante el invierno y que resistían gran parte del verano”, explica Jose María Escudero Ramos en Cocinando la historia. Curiosidades gastronómicas de Madrid. Como no siempre llegaba en las mejores condiciones, de ahí surgió, por ejemplo, poner rodajas de limón en el besugo o tradiciones castizas como el carnavalesco entierro de la sardina.
Ya en el siglo XVIII los tiempos mejoraron y los arrieros maragatos hacían entregas de pescado y marisco fresco de Galicia a Madrid en cuatro días, mediante en el servicio de postas (correos a caballo) . Todo cambió cuando el ferrocarril, todavía lento, puso en contacto directo las costas con Madrid.
Entre las posibles razones del origen también está la influencia de la gastronomía andaluza en la capital. Por un lado, desde mediados del siglo XIX Madrid se abre a nuevas sugerecias al ritmo de la época o, como la denomina José Corral en Ayer y hoy de la gastronomía madrileña, la corriente andalucista : “fue en ese momento cuando Madrid se llena de colmaos flamencos y tabernas gitanas, con sus vinos generosos, con sus pescaítos fritos, con las gracias ligeras y apetitosas de la cocina andaluza, y la moda caló en Madrid y hondamente, llegando con fuerza hasta la crisis de la primera guerra europea. Después va decayendo, perdiendo establecimientos uno a uno, entristeciéndose en el silencio de la soledad los viejos colmados…”
Es el más fácil de todos los merengues
Es válido para elaboraciones que van al horno, como Receta de Merenguitos.
No aguanta firme mucho tiempo, ya que baja su consistencia.
Al ser claras crudas, deberemos tener cuidado, sobre todo en verano con las temperaturas (por la salmonerosis)
Es importante la temperatura del ambiente y de los huevos, al contrario que con la nata, para el merengue, es necesario que los huevos estén a temperatura ambiente.
de las claras: por la misma razón, las claras no deben venir nunca de la nevera, porque ese frío no ayuda demasiado a que monten.
Esto ya es a gusto de cada uno/a, pero por explicarlo mejor, podemos decir que el mejor estabilizante es el cremor tártaro o ácido tartárico. Lo podemos encontrar en tiendas especializadas, es como un polvo de color blanco muy fino.
Los dos servirán para romper un poco las claras y ayudar a que el aire penetre y se produzca una buena emulsión. Además, el zumo de limón, sirve como antioxidante, y como tal, como conservante natural. Lo ideal es que usemos claras pasteurizadas si vamos a consumirlo en crudo.
Los grandes reposteros y cocineros lo tendrán claro, siempre a mano.
Pero en este punto y visto el trabajo que tiene, esta claro que una máquina ayuda en el proceso porque los movimientos serán envolventes y la velocidad constante, con lo que conseguiremos el resultado mucho más rápido y sin ese dolor de brazo ¡¡¡
Es la mezcla del más fácil de todos los merengues con almendra molida
Es válido para elaboraciones que van al horno, como Receta de Dacquoise.
No aguanta firme mucho tiempo, ya que baja su consistencia.
Al ser claras crudas, deberemos tener cuidado, sobre todo en verano con las temperaturas (por la salmonerosis)
Es importante la temperatura del ambiente y de los huevos, al contrario que con la nata, para el merengue, es necesario que los huevos estén a temperatura ambiente.
de las claras: por la misma razón, las claras no deben venir nunca de la nevera, porque ese frío no ayuda demasiado a que monten.
Esto ya es a gusto de cada uno/a, pero por explicarlo mejor, podemos decir que el mejor estabilizante es el cremor tártaro o ácido tartárico. Lo podemos encontrar en tiendas especializadas, es como un polvo de color blanco muy fino.
Los dos servirán para romper un poco las claras y ayudar a que el aire penetre y se produzca una buena emulsión. Además, el zumo de limón, sirve como antioxidante, y como tal, como conservante natural. Lo ideal es que usemos claras pasteurizadas si vamos a consumirlo en crudo.
Los grandes reposteros y cocineros lo tendrán claro, siempre a mano.
Pero en este punto y visto el trabajo que tiene, esta claro que una máquina ayuda en el proceso porque los movimientos serán envolventes y la velocidad constante, con lo que conseguiremos el resultado mucho más rápido y sin ese dolor de brazo ¡¡¡
Hoy veremos una receta algo inusual, el Merengue Japonés para el dacquoise. El dacquoise es un pastel de merengues de origen francés cuyo nombre significa “oriundo de Dax”. Dax es una antigua ciudad de la región de Aquitania, situada en el suroeste de Francia.
Conocida por sus baños termales y el armañac, un brandy hecho de uvas blancas, la historia cuenta que los chefs de esta ciudad inventaron esta deliciosa versión del merengue en el siglo XV. En poco tiempo se convirtió en un pastel.
Los franceses tienen un término interesante para medir la cantidad de azúcar necesaria. Lo llaman el TPT: Tant Pour Tant. Tanto Por Tanto, que significa cantidades iguales de nueces y azúcar. Se puede utilizar azúcar granulada, pero el azúcar impalpable contiene una pequeña cantidad de almidón de maíz y por esto resulta ideal para absorber el aceite perfectamente, creando una harina corrediza que se incorpora fácilmente al merengue.
La versión clásica acompañada de armañac se sirve con orgullo por todo el suroeste francés, pero la inventiva de cada quién ha hecho de esta versátil preparación un pastel popular en todo el mundo. Por una parte, se puede realizar esta receta con cualquier tipo de nueces. Por lo tanto existen dacquoise de pistache, de macadamia, de nuez, de almendra, de avellana, etc. Los rellenos son otro elemento que da lugar a muchas variantes: mousse, ganache, crema pastelera e incluso quesos suaves de sabor neutro.
Algunas versiones populares de la dacquoise que cuentan con nombre propio te las enseñamos paso a paso en el Diplomado de Repostería de GI.
Marjolaine: Se rellena con crema de mantequilla de chocolate y se baña con una ganache de chocolate amargo. Suele cortarse en largas piezas rectangulares antes de servir.
Dacquoise de higos caramelizados: Los italianos son amantes de los fico caramellato, higos que se caramelizan a fuego lento o se asan al fuego vivo. Una crema aromatizada con un poco de lavanda hace de este postre una preparación casi celestial.
Dacquoise de ron y chocolate: Un delicioso pastel de preparación que consiste de merengues rellenos de crema de leche que contienen chispas de chocolate y cerezas previamente maceradas en ron.
Dacquoise de cítricos y fresas: Además de harina de almendras, el merengue se perfuma con ralladura de limón, naranja o cualquier otro cítrico fragante. El sabor ligreamente amargo se remata con una crema de fresas y fresas frescas.
Dacquoise del Nuevo Mundo: Las nueces pecanas y las bananas caramelizadas se mezclan con una ligera crema chantilly y un crocante de nueces para crear un contraste exquisito de texturas y sabores.
Si quieres ver otras Recetas de Merengue, te dejo el enlace de Recetas de merengues
Los muffins con pepitas de chocolate (también conocido en otros países en idioma español como panquecito o magdalena) es un producto de repostería elaborado con pan dulce y otros ingredientes.
Cocinado al horno en moldes individuales, presentan una base cilíndrica y una copa más ancha en la parte superior, con forma de hongo.
Se sirven envueltos en un papel especial de repostería o aluminio, y aunque su tamaño puede variar, presentan un diámetro inferior al de la palma de la mano de una persona adulta.
El origen de este alimento se encuentra en Inglaterra, con referencias en recetarios a partir de 1703. Su nombre deriva de la palabra original moofin, cuyo origen puede deberse a una adaptación de la palabra francesa moufflet (pan suave).
El pastel se consumía preferiblemente en desayunos o como tentempié (Alimento ligero Que se suele Tomar Entre Horas), y se incluyeron varios sabores como fruta seca o fresca, especias y chocolate.
A partir de la década de 1950 se comenzaron a comercializar distintos paquetes de muffins, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, en distintas cafeterías, pastelerías y tiendas de alimentación.
El muffin inglés se caracteriza por una textura muy esponjosa.
En Estados Unidos se conoció recién en el siglo XIX, a partir de la llegada de inmigrantes británicos.