Judías verdes con ajos en freidora de aire-airfryer
Si estas en ese momento, en el que buscas cocinar sin manchar, con poco tiempo o simplemente cocinar más saludable, este es tu sitio, visita la página Recetas en freidora de aire airfryer.
Si estas en ese momento, en el que buscas cocinar sin manchar, con poco tiempo o simplemente cocinar más saludable, este es tu sitio, visita la página Recetas en freidora de aire airfryer.
Si estas en ese momento, en el que buscas cocinar sin manchar, con poco tiempo o simplemente cocinar más saludable, este es tu sitio, visita la página Recetas en freidora de aire airfryer.
El merengue suizo es un merengue que se prepara disolviendo el azúcar en las claras, a cierta temperatura, antes de batirlas para montarlas. Es un poco más consistente que el merengue básico o francés, pero no tan estable como el merengue italiano. Veamos entonces cómo hacer merengue suizo.
Los merengues no son más que espumas endulzadas de clara de huevo. La espuma se forma batiendo enérgicamente las claras y el azúcar actúa estabilizando esta espuma.
La proporción básica del merengue es una a dos veces el peso de azúcar respecto al peso de las claras, como explicábamos en el artículo sobre el merengue básico. En el caso del merengue suizo la proporción es la misma.
El merengue suizo es algo más estable que el merengue francés. Como ya hemos comentado, se diferencia de él en el método de elaboración. El azúcar se disuelve por completo en las claras antes de montarlas, por lo que no es necesario batir mucho hasta que no se note el granillo del azúcar en el merengue, como ocurre con el merengue francés. Además, existe una indicación clara de cuándo debemos parar de batir, que a continuación os contamos.
Al igual que en la elaboración de los otros merengues, los utensilios deben carecer de cualquier traza de grasa. Prestad especial atención a los restos de yema, que se puede romper alguna al separar claras de yemas.
En este caso no hace falta tener los huevos a temperatura ambiente con antelación, puesto que vamos a calentar las claras.
Para hornear y consumir seco el merengue es aconsejable usar una cantidad de azúcar menor, es decir, cercana al mismo peso de las claras, pues así queda más firme. Por el contrario, si el merengue lo vamos a usar para cremas y rellenos, usaremos más azúcar porque el merengue queda entonces más suave. También conviene cuando el merengue se va a mezclar con otros ingredientes no azucarados, como la mantequilla.
Tendremos cuidado de que el agua no toque el bol, porque nos cuajaría la clara enseguida.
Es importante remover con las varillas sin parar (no hace falta batir, solo remover) para que toda la clara se nos caliente por igual. Podemos ir controlando la temperatura, que no debe pasar de 60º. Para ello un buen termómetro de cocina es de gran ayuda.
Una vez saquemos del Baño María batiremos a velocidad media-alta, con robot o con batidora de repostería. El merengue estará listo y perfectamente montado cuando se haya enfriado por completo y el bol no se note caliente al tacto.
Si vamos a usar el merengue para hornear, lo pasaremos a una manga pastelera ayudándonos con una espátula. Si lo vamos a usar en alguna crema, lo mezclaremos con los demás ingredientes.
Debemos hornear el merengue enseguida; aunque aguanta algo más que el merengue francés, no tiene la estabilidad del italiano.
Cómo las claras se pasterizan al principio de la elaboración, este merengue es especialmente apto para consumir en crudo. Por eso y por su consistencia es el merengue preferido para añadir a las cremas de mantequilla o buttercreams.
Como veis este merengue tiene poca complicación, solamente hace falta un poco de tiento al calentar las claras con el azúcar, pero una vez preparado todo son ventajas: algo más de estabilidad que el merengue francés y una gran suavidad.
Podremos preparar la típica Receta de Merenguitos
La receta de hoy es un clásico Alemán pero que se prepara en casi todo el mundo, su nombre es “Berliner Pfannkuchen” pero son conocidas generalmente como “Berlinesas”, aunque recibe infinidad de nombres.
En Argentina además de Berlinesas las llamamos “Bolas de Fraile”, un nombre muy particular y que tiene toda una historia muy interesante detrás.
Lo más tradicional es cubrirlas con azúcar y pueden disfrutarse solas o rellenas, por ejemplo con crema pastelera, dulce de leche o hasta nutella!
Hoy te traigo la Receta de las Torrijas receta tradicional. Cada Semana Santa, los bares, restaurantes y hogares españoles se llenan de un irresistible dulce que todos conocemos como torrija. Se trata de una rebanada de pan empapada en leche, rebozada con huevo y frita en aceite, que se endulza con azúcar y un toque de canela.
Si investigamos un poquito más en sus variedades, descubrimos que en nuestro país existen diversos tipos de torrijas según su precedencia: las torrijas castellanas, las cántabras, las vascas, las gallegas… Pero, con alguna pequeña variación, todas ellas son, en resumidas cuentas, lo mismo: un pequeño dulce hecho de pan con leche rebozado y frito al que se añaden distintos ingredientes y condimentos.
Las torrijas son uno de los dulces más antiguos de los que hay constancia. La primera referencia conocida a un postre parecido al de la torrija está en la obra del romano Marco Gavio Apicio en el siglo IV-V. En su libro De re coquinaria, basado en recopilaciones de recetas dulces y caseras, aparecen dos fórmulas para aliter dulcia u “otro tipo de dulce”. El recetario menciona que la rebanada de pan debe de mojarse en leche hasta empaparse, pero no menciona el huevo ni el azúcar y no le da tampoco un nombre especial a la elaboración. Esta es una primera toma de contacto con lo que será la torrija que conocemos hoy en día.
La receta de este dulce fue introducida en Europa por los árabes, variando a lo largo del tiempo y dando mucha rienda suelta a la imaginación de su elaborador: con vino, con leche, con azúcar, con miel… La palabra “torrija” como tal, no apareció en los diccionarios hasta el año 1.591. Hasta entonces, como el ingrediente principal era el pan, se habían usado diversos nombres genéricos relacionados con él: torradas, rebanadas, sopas doradas…
En el siglo XV la torrija comienza a ligarse a los nacimientos de bebés. Este dulce empapado en leche, se creía muy útil para estimular la secreción de leche en las mujeres. Pan, leche, huevo y algo dulce, eran considerados alimentos energéticos aptos para las mujeres que acababan de dar a luz, por lo que se ofrecían tanto a la madre como a los invitados que acudían a visitar al recién nacido. A comienzos del siglo XX las torrijas conquistan las grandes ciudades españolas y fueron muy habituales en las tabernas, servidas junto a vasos de vino.
Las Torrijas receta tradicional, son un alimento muy calórico y, por lo tanto, apropiado para los días de abstinencia. Durante estos días, las monjas de los conventos intentaban aprovechar el pan duro y hacer distintas elaboraciones para alimentar a los necesitados, y una de ellas podían ser las torrijas. Además, tenían también un significado místico: la Resurrección de Jesús. El pan se identificaba con el cuerpo de Cristo, la fritura en aceite con el sufrimiento, y la leche y miel con el resurgir y la esperanza. De aquí proviene el simbolismo de comer torrijas durante la Semana Santa, una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días.
Ahora que ya sabes todo sobre la torrija, ¿no te apetece probar una? En Zaragoza hay establecimientos especializados en su elaboración. ¡Aquí te proponemos varios sitios para probar este dulce!
Aquí te dejo un enlace con las Recetas de Carnavales y las recetas de las mismas fechas Recetas de Semana santa