Existen varias teorías y leyendas en cuanto al origen de esta curiosa tarta. Una de ellas dice que su origen se remonta al siglo XIX en donde se utilizaba cocoa para suavizar la textura de los pasteles y por ello recibían el nombre de “terciopelos”.
Otra historia afirma que el pastel surge durante la Segunda Guerra Mundial ya que los alimentos eran sumamente racionados y los panaderos hacían uso del jugo de remolacha para mejorar el color de sus pasteles y hacerlos rendir más dado que mantenía la humedad de los bizcochos.
Una leyenda urbana le da todo el crédito al hotel en Nueva York llamado Waldorf-Astoria que creó el pastel “red velvet” en los años 30. Se cuenta que un cliente lo probó y le gusto tanto su sabor que decidió pedirle a la cocina del hotel la receta, esta se la hicieron llegar con un recibo de 350 dolares. La señora enfurecida decidió demandar al hotel y tomo la receta y comenzó a repartirla entre personas de la calle. A partir de allí el pastel de red velvet adquirió fama.
En Canadá el pastel era muy conocido en los restaurantes y pastelerías de la cadena de centros comerciales Eaton’s en las décadas de los 40 y 50. Promovida como una receta exclusiva de Eaton’s, donde los empleados que la conocían juraban silencio, mucha gente creía erróneamente que el pastel era invención de la matriarca de la cadena, Lady Eaton.
200 gr remolacha (cocida menos color, cruda más color)
Zumo de 1 limón
2 ch vinagre
125 gr yogur griego sin azúcar
125 gr mantequilla
200 gr de azúcar
2 huevos
1 ch vainilla
250 gr de harina
2 cucharaditas de levadura química
10 gr cacao
Para la cheesecream
125 gr de mantequilla ablandada a temperatura ambiente
250 gr de queso crema
200 gr de azúcar glass
Paso
Para el bizcocho
Precalentamos el horno a 150ºC
Preparamos el molde con papel de horno
Pelamos y troceamos la remolacha en cubitos pequeños y colocamos en un vaso de licuadora, junto con el zumo del limón, el vinagre y el yogur griego. Batimos hasta obtener un puré fino.
En un bol, batimos la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa.
Añadimos los huevos de uno en uno, sin agregar el siguiente hasta que esté el primero perfectamente integrado.
Añadimos el puré de remolacha que preparamos, y la vainilla. La masa puede tener cierta apariencia “cortada” pero es normal.
En otro bol, tamizamos la harina, el cacao y la levadura química. Mezclamos.
Añadimos esta mezcla seca a la anterior y mezclamos con una espátula o cuchara hasta que esté todo bien integrado.
Vertemos la mezcla final en nuestro molde y horneamos por unos 40-45 minutos
Para la cheesecream
Batimos la mantequilla y azúcar glass hasta que quede una mezcla cremosa y blanquecina.
Añadimos el queso crema y batimos a velocidad máxima
Montaje de la tarta
Una vez fui el bizcocho lo partimos en 3
Colocamos la base del bizcocho y la cubrimos de crema
colocamos la segunda capa y cubrimos de crema
Metemos en la nevera para que enfríe por lo menos una hora.
Vamos a preparar eso que a los niños y no tan pequeños nos encanta, los dulces y de colores ¡¡¡
Pero antes vamos a ver varias puntos que deberemos tener en cuenta.
La proporción ideal de ingredientes es una parte de claras, por 2 partes de azúcar blanca.
Las claras deben estar a temperatura ambiente.
Separar la claras de las yemas cuando los huevos estén fríos, será más fácil y será menor la posibilidad que se rompan.
Las claras no pueden tener ni una pizca de yema de huevo o no levantarán.
Una vez hechos, guarda los suspiros en un envase hermético, latas o en bolsas de celofán cerradas para que no pierdan frescura.
Podemos preparar dos tipos de merengues, tanto el francés como el suizo, pero yo siempre recomiendo el suizo ya que nos quedará un resultado más suave y sedoso.
Si no tenemos las claras a temperatura ambiente no importará ya que es el único en el que se cocinan.
Sirve para decoración de tartas.
Es válido para elaboraciones como por ejemplo, Receta de Lemon Pie, Receta de La Carolina de bilbao
Es el merengue más estable.
Desventajas:
Hay que realizar un almíbar caliente, para luego introducirlo.
Peligro de caramelizar sino incorporamos bien el almíbar a las claras
Trucos para hacer merengue Ilaliano
La temperatura
Es importante la temperatura del ambiente y de los huevos, al contrario que con la nata, para el merengue, es necesario que los huevos estén a temperatura ambiente, por esa razón los huevos no deben venir nunca de la nevera, porque ese frío no ayuda demasiado a que monten.
Estabilizantes
Esto ya es a gusto de cada uno/a, pero por explicarlo mejor, podemos decir que el mejor estabilizante es el cremor tártaro o ácido tartárico. Lo podemos encontrar en tiendas especializadas, es como un polvo de color blanco muy fino.
La sal y el zumo de limón
Los dos servirán para romper un poco las claras y ayudar a que el aire penetre y se produzca una buena emulsión. Además, el zumo de limón, sirve como antioxidante, y como tal, como conservante natural. Lo ideal es que usemos claras pasteurizadas si vamos a consumirlo en crudo.
A mano o a máquina
Los grandes reposteros y cocineros lo tendrán claro, siempre a mano.
Pero en este punto y visto el trabajo que tiene, esta claro que una máquina ayuda en el proceso porque los movimientos serán envolventes y la velocidad constante, con lo que conseguiremos el resultado mucho más rápido y sin ese dolor de brazo ¡¡¡
No aguanta firme mucho tiempo, ya que baja su consistencia.
Al ser claras crudas, deberemos tener cuidado, sobre todo en verano con las temperaturas (por la salmonerosis)
Trucos para hacer merengue francés
La temperatura
Es importante la temperatura del ambiente y de los huevos, al contrario que con la nata, para el merengue, es necesario que los huevos estén a temperatura ambiente.
de las claras: por la misma razón, las claras no deben venir nunca de la nevera, porque ese frío no ayuda demasiado a que monten.
Estabilizantes
Esto ya es a gusto de cada uno/a, pero por explicarlo mejor, podemos decir que el mejor estabilizante es el cremor tártaro o ácido tartárico. Lo podemos encontrar en tiendas especializadas, es como un polvo de color blanco muy fino.
La sal y el zumo de limón
Los dos servirán para romper un poco las claras y ayudar a que el aire penetre y se produzca una buena emulsión. Además, el zumo de limón, sirve como antioxidante, y como tal, como conservante natural. Lo ideal es que usemos claras pasteurizadas si vamos a consumirlo en crudo.
A mano o a máquina
Los grandes reposteros y cocineros lo tendrán claro, siempre a mano.
Pero en este punto y visto el trabajo que tiene, esta claro que una máquina ayuda en el proceso porque los movimientos serán envolventes y la velocidad constante, con lo que conseguiremos el resultado mucho más rápido y sin ese dolor de brazo ¡¡¡
Es aquella preparación obtenida de mezclar albume y azúcar. La versión suiza, la italiana y la francesa varían en su preparación.
El merengue no tiene un origen ciertamente conocido. Existen diversas versiones sobre el origen del merengue. Hay que diferenciar entre la aparición de la palabra “merengue” y la aparición de la preparación como resultado de montar claras con la adición de azúcar.
LAS DIFERENTES VERSIONES DE LA HISTORIA DEL MERENGUE.
Una de las versiones indica que fue un invento del pastelero italiano Gasparini que habitaba en Meiringen (Suiza) alrededor del año 1720.
Otra de las versiones indica que se trataba de un pastelero de la corte del rey Estanislao I Leszczynski quien realizó esta preparación para impresionar a la princesa María, futura esposa del rey Luis XV.
Sin embargo, la primera vez que aparece la palabra “merengue” escrita como tal fue en el 1692. En uno de los volúmenes de cocina del cocinero François Massialot titulado “Nouvelle instruction pour les confitures, les liqueurs et les fruits” se indicaba el nombre y la preparación.
Previamente en el 1653, una preparación definida como “biscuits de sucre en neige” (galletas de azúcar en nieve) podrían indicar el verdadero origen de la preparación del merengue. Esta preparación se encontraba en el texto culinario de Françoix de la Varenne “Pasticier françois” y aún no contaba con un nombre específico.
Ninguna de las versiones sobre el pastelero Gasparini o el pastelero polaco realmente coincide en fechas con la versión de María, la esposa del rey Luis XV. El rey nació en el 1710, bastante después de la primera publicación de la palabra merengue y de su preparación.
ORIGEN ETIMOLÓGICO DE LA PARALABRA MERENGUE.
El origen etimológico de la palabra viene explicado según Alain Rey en el “Oxford English Dictionary” como una palabra proviniente del sustantivo “meiringen”, pronunciado “méringuè” en lengua suizo-alemana. Este término proviene de la zona del valle del Aare, cercano al lago Brienz en la Suiza alemana.
Según mi pequeña investigación, las pistas me llevan a creer que posiblemente el inicio de la preparación estuviese en algún punto de Francia entre mediados y finales del siglo XVII. Probablemente se extendiese con los libros de los autores franceses y fuese el pastelero italiano Gasparini quien llamó “méringuè” a la preparación de claras montadas con azúcar mientras desenvolvía con gusto su profesión en aquel pequeño pueblo de Meiringen.
Más tarde, tanto la princesa María como la futura María Antonieta, ambas aparentemente golosas, promovieron esta confección desde Francia al resto de Europa.
Versiones
Dentro del merengue podremos diferenciar 4 tipos de merengue, aunque hablaremos de 3 fundamentales, que son el merengue francés, el merengue suizo y el merengue italiano. Los ingredientes básicos empleados son las claras de huevo y el azúcar.
El merengue Francés
Merengue francés
Para preparar el merengue francés tenemos que batir las claras a punto de nieve y cuando empiecen a hacer espuma, añadir el azúcar hasta obtener un merengue brillante.
Finalmente el merengue italiano, cuya principal diferencia es que se prepara con almíbar en vez de azúcar y es el más complicado de todos.
Para preparar el merengue italiano tenemos que montar las claras a punto de nieve y por otro lado, preparar un almíbar con agua, azúcar y un poco de glucosa para evitar que cristalice el azúcar.
El almíbar hay que calentarlo hasta que alcance 118ºC. Una vez alcance la temperatura, se añade poco a poco sobre las claras mientras se baten hasta obtener un merengue muy brillante.
El merengue suizo es un merengue que se prepara disolviendo el azúcar en las claras, a cierta temperatura, antes de batirlas para montarlas. Es un poco más consistente que el merengue básico o francés, pero no tan estable como el merengue italiano. Veamos entonces cómo hacer merengue suizo.
Los merengues no son más que espumas endulzadas de clara de huevo. La espuma se forma batiendo enérgicamente las claras y el azúcar actúa estabilizando esta espuma.
La proporción básica del merengue es una a dos veces el peso de azúcar respecto al peso de las claras, como explicábamos en el artículo sobre el merengue básico. En el caso del merengue suizo la proporción es la misma.
El merengue suizo es algo más estable que el merengue francés. Como ya hemos comentado, se diferencia de él en el método de elaboración. El azúcar se disuelve por completo en las claras antes de montarlas, por lo que no es necesario batir mucho hasta que no se note el granillo del azúcar en el merengue, como ocurre con el merengue francés. Además, existe una indicación clara de cuándo debemos parar de batir, que a continuación os contamos.